13 de Noviembre -Vislumbra el dolor, pero acepta
TEXTO BÍBLICO-San Lucas 1, 38.
Dijo María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel, dejándola, se fue.
REFLEXIÓN.
“En las palabras pronunciadas por el ángel María como que vislumbró en Dios toda su vida en la tierra y en su eternidad. Pues, ¿por qué María, al oír que iba a ser Madre de Dios, no respondió con entusiasmo espiritual, sino con un humilde “aquí está la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra?” ¿Acaso no fue porque sintió, ya desde entonces, el dolor acuciante que el “reinar en el trono de David” correspondería a Jesús? Al mismo tiempo, el arcángel anuncia que “su reino no tendrá fin”. Así, en las palabras del saludo angélico a María comienzan a desvelarse todos los misterios en que tendría cumplimiento la redención del mundo: misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, igual que en el Rosario”.
(S.S. Juan Pablo II. Homilía en Misa para las Asociaciones y Movimientos Marianos. Roma. 2 de octubre de 1983)
TEXTO BÍBLICO-San Lucas 1, 38.
Dijo María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel, dejándola, se fue.
REFLEXIÓN.
“En las palabras pronunciadas por el ángel María como que vislumbró en Dios toda su vida en la tierra y en su eternidad. Pues, ¿por qué María, al oír que iba a ser Madre de Dios, no respondió con entusiasmo espiritual, sino con un humilde “aquí está la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra?” ¿Acaso no fue porque sintió, ya desde entonces, el dolor acuciante que el “reinar en el trono de David” correspondería a Jesús? Al mismo tiempo, el arcángel anuncia que “su reino no tendrá fin”. Así, en las palabras del saludo angélico a María comienzan a desvelarse todos los misterios en que tendría cumplimiento la redención del mundo: misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, igual que en el Rosario”.
(S.S. Juan Pablo II. Homilía en Misa para las Asociaciones y Movimientos Marianos. Roma. 2 de octubre de 1983)
“María nos dice: “¡Sé valiente”,
di también tú: “Hágase tu voluntad”,
porque esa voluntad es buena…
y nos guía a la verdadera felicidad”.
(S.S. Benedicto XVI. Homilía. Misa en la Parroquia Romana de Nuestra Señora de la Consolación. 18 de diciembre de 2005)
di también tú: “Hágase tu voluntad”,
porque esa voluntad es buena…
y nos guía a la verdadera felicidad”.
(S.S. Benedicto XVI. Homilía. Misa en la Parroquia Romana de Nuestra Señora de la Consolación. 18 de diciembre de 2005)
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