domingo, 22 de julio de 2007

TRINIDAD Y CRISTOLOGÍA





NATURALEZA DIVINA.

Otro aspecto importante, que se busca fundamentar, es el origen divino de Cristo; el entender cómo en la encarnación se produce esta verdadera unión entre lo divino y lo humano. El dimensionar cómo la naturaleza invulnerable se unió a la capaz de sufrir, haciendo por ello, que el Hijo, sea el único mediador entre Dios y los hombres[1]. Esta divinidad a Jesús, le viene del Padre, entregándole todos los atributos divinos, por consustancialidad que posee, dándole así todas las características celestiales.

“Pues creer en Dios, Todopoderoso y Padre, queda patente que el Hijo es coeterno con el mismo Dios, no diferenciándose en nada del Padre, porque es Dios de Dios, Todopoderoso, de Todopoderoso; nació coeterno del Eterno; no es superior en tiempo ni inferior en poder, ni desigual en gloria, ni divisible en su esencia. El mismo Hijo, Unigénito del eterno Padre, siendo eterno, nació del Espíritu Santo y de María Virgen”[2].

El Hijo de Dios al encarnarse no pierde su condición divina[3]. Gracias a este misterio, es que podemos acceder a Dios, a la divinidad; ya que, Cristo, nos muestra el rostro del Padre. Se hace visible y comprensible a nuestra razón. Este es un gran acontecimiento, el hecho de que la divinidad-el Hijo-se hace uno igual a nosotros en el padecer e incluso al someterse a la muerte.

“El Hijo de Dios penetra en lo débil del mundo, desciendo desde la sede celestial y no dejando la gloria del Padre en su nueva condición. En una nueva condición, porque el invisible en sus atributos se hizo visible en los nuestros; el incomprensible, quiso ser comprendido; el que existía antes del tiempo, comenzó a existir en el tiempo: el Señor del universo, velada su inmensidad de majestad, asumió la condición de esclavo. Dios, incapaz de padecer, no desdeño ser un hombre capaz de sufrir y siendo inmortal, no relegó someterse a las leyes de la muerte”[4].


[1]Cf. Ídem, pág. 118.
[2] León Magno, Cartas Cristólogicas, Madrid, Ciudad Nueva, 1999, Biblioteca Patrística, pág. 112.
[3]Cf. Ídem, pág. 123.
[4]Ídem, pág. 121.

1 comentario:

Rodolfo Plata dijo...

CRISTOLOGÍA LAICA GRECO ROMANA: La Epístola apócrifa de los Hechos de Felipe, expone al cristianismo como continuación de la educación en los valores de la paideia griega (cultivo de sí). Que tenía como propósito educar a la juventud en la “virtud” (desarrollo de la espiritualidad mediante la práctica continua de ejercicios espirituales, a efecto de prevenir y curar las enfermedades del alma, para alcanzar la trascendencia humana) y la “sabiduría” (cuidado de la verdad, mediante el estudio de la filosofía, la física y la política, a efecto de alcanzar la sociedad perfecta). El educador utilizando el discurso filosófico, más que informar trataba de inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad, motivando a los jóvenes a practicar las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma, a efecto de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos) __La vida, ejemplo y enseñanzas de Cristo, ilustra lo que es la trascendencia humana y como alcanzarla. Y por su autentico valor propedéutico, el apóstol Felipe introdujo en los ejercicios espirituales la paideia de Cristo (posteriormente enriquecida por San Basilio, San Gregorio, San Agustín y San Clemente de Alejandría, con el pensamiento de los filósofos greco romanos: Aristóteles, Cicerón, Diógenes, Isócrates, Platón, Séneca, Sócrates, Marco Aurelio,,,), a fin de alcanzar los fines últimos de la paideia griega siguiendo a Cristo. Meta que no se ha logrado debido a que la letrina moral del Antiguo Testamento, al apartar la fe de la razón, castra mentalmente a sus seguidores extraviándolos hacia la ecumene abrahámica que conduce al precipicio de la perdición eterna (muerte espiritual)__ El reto actual, es formular un cristianismo laico que se pueda vivir y practicar, no en y desde lo religioso y lo sagrado, sino en y desde el humanismo, la pluralidad y el sincretismo, a fin de afrontar con éxito los retos de la modernidad. Es tiempo de rectificar retomando la paideia griega de Cristo (cristianismo grecorromano), separando de nuestra fe el Antiguo Testamento y su religión basura que han impedido a los pueblos cristianos alcanzar la supra humanidad. Pierre Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Editorial Siruela. http://es.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DE-LAS-RAICES-CRISTIANAS-DE-EUROPA-LAICA